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LA ENTREVISTA DEL MES

Lo que aprendí tras 34 años de defender los derechos humanos 

 

 

Presentamos con profunda admiración y respeto la entrevista del mes de abril, para esta edición contamos con la historia de vida de Altagracia Tamayo Madueño, activista desde hace 34 años, quien se describe cómo una mujer idealista que no se ha quedado detenida ante las injusticias que pasan a su alrededor.

 

 

“¿Me preguntas quién soy? Soy una mujer igual que todas, un ser humano, con sus virtudes y defectos, con sus caídas, pero me gusta estar de pie, me gusta que las cosas que hago no son solo para mi, sino para el bienestar de los que me rodean. Lo que hoy gozan las nuevas generaciones es del esfuerzo que hicimos durante años, somos pocos los sobrevivientes”, manifestó. 

 

 

“Creen que soy muy  estricta, pero en realidad no soy tan dura como me veo, vivo mi vida sin aplastar a los demás, tratando de ser lo más ecuánime”, expresó. 

 

 

Altagracia ha dedicado toda su vida a luchar,  desde que estaba en primaria defendía a los niños a su alrededor.

 

 

“Aprendí a no callar, aprendí a que no todo lo que diga el maestro era verdad, he sido muy rebelde, creo que esa es mi naturaleza”, indicó.

 

 

Te invitamos a leer la entrevista completa de la también galardonada como “Ciudadana del Año 2022” por parte de Grupo Salinas tras trabajar en favor de los migrantes en Mexicali durante 34 años.

 

¿Cómo decidiste dedicar tu vida a la defensa de los derechos humanos de la comunidad migrante?

 

Qué cosas… yo soy de oficio panadera, mi papá tenía muchas panaderías, él  es migrante de Sinaloa, junto con mi madre vinieron con el sueño del oro blanco, el algodón en 1943, poco a poquito se trajo a toda a nuestra familia, vengo de una crianza de gente de pie de trabajo, de lucha, de no dejarse ante la vida, y buscar cómo sí a las cosas.

 

Siempre fui aguerrida, en el camino de vida me encontré con dos hombres muy valiosos, Félix Luna y J. T. Rivero, ellos tenían una Asociación de Bares y Restaurantes en Mexicali, donde trabajaban más de 4 mil mujeres, la mayoría sexoservidoras.

 

Trabajaba con ellos y con mi papá en la panadería, la cual estaba en la zona de tolerancia, las 24 horas abierta. Me queda muy presente cuando yo me salía de la panadería y llegaban las trabajadoras de los bares conmigo, yo empecé a defenderlas porque llegaban los policías y las arrastraban, las agarraban del cabello y las metían a paneles, me daba tanto coraje porque mis mejores clientes eran las trabajadoras sexuales, yo les decía a los policías “Oye pero no están haciendo nada”, los policías no me hacían nada porque mi papá les vendía todo el pan que ellos consumían en una cárcel. 

 

Me daba el lujo de bajar a las mujeres, no dejaba que se las llevaran, estaba chiquilla yo. 

 

Y así empecé a defenderlas, empecé a tomar lo bueno de lo malo que tenían las autoridades y hacer lo bueno para ellas,  me empecé a involucrar, una cosa me llevó a la otra, a defenderlas, de una lucha se sumó otra.

 

Después, hago un estudio con la Unión de Expendedores de Bebida Alcohólica a las trabajadores sexuales, ahí encontramos que solo el 1 por ciento eran de Mexicali,  el resto eran de otros estados de la república, ellas se venían a trabajar, muchas eran de Sinaloa, Sonora, Ciudad de México, Puebla, en fin todas muy aguerridas.

 

Comenzamos a implementar programas para ellas, así me envolví,  ayudé  como asociación y en grupos, pusimos el primer Centro Comunitario de Bienestar Social, era chiquito pero ahí defendíamos a todas esas mujeres migrantes por igual, les dábamos talleres, luego nació un proyecto, yo nunca había hecho uno y una de las personas involucradas  casi se queda con todo el dinero, una experiencia muy mala, pero bien aprendida. 

 

 

Empecé a tener un albergue para todas las familias de los migrantes, primero era general, pero con la experiencia que me dio la vida encontré que meter hombres solos con mujeres que tienen niños, no es bueno. 

 

 

Me di cuenta que, si antes venían por trabajo ahora venían huyendo de su lugar de origen, tenían la necesidad de huir de la delincuencia de estados como Michoacán, Oaxaca y Chiapas, aunado a eso vinieron los haitianos, venezolanos, cubanos, africanos y ahora los ucranianos, yo les dí cobijo. 

 

 

Mis prioridades son el colectivo LGBT y los niños y adolescentes migrantes que no pidieron ser desplazados, no pidieron ser migrantes y aquí los traen de arriba a abajo, esperando un sueño americano que quién sabe si se dé, son muchos retos. 

 

 

¿Qué ha significado trabajar para defender a la comunidad migrante?

 

 

Una satisfacción de poder ayudar, ser un remanso de paz para esos niños que vienen desprotegidos, mi albergue lo hice para pura familia, en el albergue El Refugio del Migrante y La Posada del Migrante primero son los niños, después las  mujeres y luego los hombres. Ojo… no porque les discrimine, sino porque yo priorizo, los niños no se pueden defender, son vulnerables, las mujeres también, pero no al grado de los niños, reconozco que los hombres también son discriminados, pero tratamos de ayudar a todos por orden de prioridad.

 

 

¿Cuáles son los mayores retos que se te han presentado?

 

 

El primer reto son los gobiernos, cada que entra uno nuevo se les tiene que explicar todo otra vez, parece que en vez de hacer su tarea, un trabajo decoroso y digno para todos los migrantes los discriminan y segregan, dicen que si los ayudan, pero no hay una ayuda como debe de ser o transparente. 

 

 

Por un lado los dejan entrar a nuestro país y por otro lado los ignoran, cada vez que se sienta un representante del gobierno es pelear.

 

 

Soy muy transparente, digo las cosas como son y no se me hace justo que, por ejemplo, les hayan quitado el fondo de migralidad, a muchos les ayudaba a pagar su renta y su luz, ellos no cumplen, ¿cómo un senador o diputado dejó que el presidente de la república haya quitado apoyos a las asociaciones civiles?, nosotros que hacemos el trabajo y que realmente somos honestos.

 

 

A mis casi 40 años de activista nadie puede señalar a Altagracia Tamayo, porque quedito y alzando mi voz siempre digo las cosas como son, como yo las veo. 

 

 

¿Qué mensaje puedes dar a los defensores de derechos humanos de la comunidad migrante? 

 

 

Que sigan en la lucha, esto no es ganar todos los días, hay que aprender a perder, que no claudiquen en su totalidad, si se caen mil veces que se levanten mil veces, sigan sus convicciones, no lo que los demás quieran. 

 

 

Aprendan de sus errores y sigan adelante, nosotros somos la voz de los rostros ocultos, de los que no tienen imagen, de los que el gobierno sabe que están ahí, pero no alzan su voz, nosotros los defensores de los derechos humanos somos la voz de un pueblo, de un sector o un grupo de reprimidos por la falsa moral y la falta de derechos que nuestros gobernantes dicen que nos dan.

 

 

¿Qué hace falta cambiar o hacer diferente para fortalecer la capacidad de defensa de los defensores de derechos humanos? 

 

 

Primero, los defensores tenemos que estar más unidos, hacer todas las redes que se puedan, ayudarnos entre nosotros, no ser egoístas, ni vanos, hay que hacer rostros que se vean, darnos a conocer, hacernos visibles todos los días, eso nos permite seguir adelante. 

 

 

No estar en la clandestinidad como lo hemos estado por años, que entendamos que los derechos humanos son para todos, no para unos cuantos, que mis derechos son tus derechos y mis derechos son los tuyos, nadie es más que nadie.

 

 

Hace falta ser empáticos nosotros mismos, como compañeros y como defensores de los derechos humanos tenemos que reconocer el trabajo de los demás. Nos hace falta solidaridad y empatía entre nosotros mismos. Una cosa muy importante por la que peleamos, no discriminarnos entre nosotros, así como reconocer a las nuevas generaciones de jóvenes que vienen.

 

 

En segundo lugar, el gobierno necesita quitar la cuota del poder a nuestros gobernantes, se les olvida que nosotros los sentamos en una silla, cuando yo digo que tengo una presidenta municipal, una gobernadora y que quiero una presidenta de la república es porque tengo fe en las mujeres.  

 

 

Desgraciadamente la política y la cuota de poder es una mafia muy grande, tan grande que se hacen favores entre ellos, necesitamos que realmente nuestros gobernantes sean empáticos con nuestros derechos humanos, que no nada más lo digan por quedar bien, que reconozcan el esfuerzo y el trabajo de los activistas.

 

 

Finalmente, como sociedad, estamos tan enfrascados en sobrevivir, aunque somos activistas somos seres humanos, andamos preocupados en cómo sacar al migrante adelante, así la sociedad está tan ocupada en cómo pagar sus gastos, el poco tiempo que le queda lo usa para descansar, pero si ese tiempo lo dividiera un poquito en ayudar, cambiaríamos muchas cosas, ser empáticos y solidarios también le hace falta a la sociedad, respetarnos unos a otros.

 

 

Tal vez no es el dinero que me des como asociación civil, pero con una palabra de aliento y saber que ahí estarás cuando lo necesito, es más importante que todo el tesoro del mundo, la parte más sensible de uno es no dejar de ser humanos, no dejar de amar. Si tenemos tiempo para vivir tenemos tiempo para ayudar a los demás.

 

 

¿Qué nos puedes compartir de tu albergue en Mexicali?

 

 

Cobina A.C la Posada del Migrante es un albergue familiar de seguridad, el 100 por ciento de las personas que están ahí fueron violentadas, hay madres violentadas que vienen con sus hijos huyendo de su marido y la delincuencia de sus lugares de origen. Actualmente en el albergue se atienden a 192 migrantes, de ellos 63 son niños. 

 

 

Todos ellos son de diferentes lugares, El Salvador, Guatemala, Haití, Venezuela, Cuba, hasta africanos, es un acervo cultural, muchas culturas en un solo lugar, miras cómo hablan, cómo se expresan, cómo se visten, cómo caminan, cómo educan a sus hijos, pero todos con dos cosas en común, son desplazados migrantes que traen la misma historia de violación a sus derechos humanos e integridad física, vienen arrastrando a sus hijos y con el sueño americano, que no es tan sueño como lo pintan.

 

 

El albergue tiene 8 años, ahí se les da alimento tres veces al día, a los niños se les da clases de kínder, primaria y secundaria, además de talleres y terapia ocupacional. Tenemos un consultorio médico donde les dan seguimiento a la salud de los niños y se les realiza exámenes médicos.

 

 

Cobina es un trabajo multidisciplinario, busco las oportunidades y apoyo, tenemos un Centro Comunitario de Bienestar Social, lugar filtro para que los migrantes que llegan sean valorados y saber si necesitan ir a un albergue familiar o los referimos a albergues para varones.

 

 

Hay gente que no quiere estar en mi albergue La Posada del Migrante porque tiene reglas, tienes que trabajar para ti mismo, los niños tienen que estudiar, las mamás tienen que elaborar los tres tiempos de la comida para ellos, dos veces por la semana va un doctor a dar servicios de salud de Bienestar federal, les damos asesoría jurídica, abrimos un expediente para que el licenciado probono busque su asilo y tenga toda la documentación del migrante. También junto con la Jurisdicción Sanitaria, Save the Children y HIAS damos talleres.

 

 

Asimismo, una trabajadora social y la OIM nos ayudan en el área psicológica y por ejemplo, Unicef ayuda a los migrantes llevándoles kits de higiene. 

 

 

Cobina es un albergue de seguridad, tratamos que niños, madres y padres vivan dignamente, es un hotel donde hay 28 cuartos, una sala de usos múltiples con tres salones, hemos crecido por la necesidad de darles hospedaje a todas las mamás y niños que llegan a Mexicali vulnerablemente.

 

 

¿Qué sentiste al ganar el premio “Ciudadana del Año 2022”?

 

 

Ha sido un honor, qué te puedo decir, muchos sentimientos encontrados, por un lado te reconocen tus 34 años de lucha y por el otro jamás de todos los que estuvieron ahí nos han apoyado, nadie ha levantado la mano para decir “dígame en qué la puedo ayudar”. 

 

 

Reconocer 34 años de trabajo no ha sido fácil, una constante lucha de acostarme pensado y levantarme sin saber cómo le voy a hacer mañana, cómo poder ser empática al gobierno y que no me vean como enemiga porque alzó la voz.

 

 

Las empresas deben tener empatía  y apoyar a las asociaciones civiles, reconozco y doy gracias por el nombramiento,  pero no solo es un trofeo, como activista sé que necesitamos más cosas que un cuadro o trofeo, nosotros no somos de trofeos, somos de andar trabajando, agradezco que hayan reconocido mi trabajo, siento que no me voy a ir en vano. 

 

 

No es fácil ser activista en un país donde las cosas están al revés. Los defensores de derechos humanos existimos porque vemos las cosas de otra manera, los derechos humanos son para que tengan un trato justo, equitativo y digno, yo creo que se ha olvidado educar y transmitir para qué son los derechos humanos. 

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