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La entrevista del mes: Jorge Bustamante

Para la entrevista del mes de agosto de nuestro boletín informativo contamos con la valiosa participación de Jorge Bustamante, defensor de derechos humanos con una amplia trayectoria, quien nos brindó de su tiempo para platicarnos un poco más de su historia como defensor, su trayectoria académica y profesional, así como sus anhelos para la comunidad de defensa de derechos humanos local. 

 

A continuación te invitamos a leer esta interesante entrevista:

 

¿Cómo ha impactado en tu vida ser defensor de derechos humanos?

 

Ha impactado en la búsqueda de un fin muy utópico y distante, quizá por lo complejo que es la transformación de la sociedad mexicana y de la humanidad entera; y comenzando por mi comunidad, mejorarla, hacer varias contribuciones a la vida de la sociedad, sobre todo en las de jóvenes y personas que están en la transición de convertirse en sujetos de derecho. Pienso que conocer los derechos humanos en mi vida ha sido la capacidad de tener una voz y una diferente participación a nivel social, a nivel político, a nivel cultural y dentro de esas hay una diversidad de actividades y estrategias en las que he logrado contribuir a mi comunidad. 

 

Ser defensor ha sido algo que tiene que ver con algunos eventos en mi vida. Por estos sucesos debemos remontarnos a finales de los años 60 y principios de los 70, cuando el ambiente del que abrevan imágenes, conversaciones y presenciar cambios históricos de ambos lados de la frontera México Estados Unidos, sin tener plena conciencia de todo ya estaba manifestándose por los trabajadores mexicanos y entendiendo el origen de estas luchas político-culturales. Fueron la relación que yo tuve en mi participación política. Milité en un partido dirigido por Rosario Ibarra de Piedra —que no es Morena— por cierto ya desaparecido. En aquel partido extinto en el que participé fue precisamente conduciendo proyectos de concientización de los derechos. Desde entonces creo que cualquiera que conozca sus derechos se va a poder defender de cualquier abuso, se va a poder plantar para enfrentar a cualquier abusador. Es necesaria la organización colectiva para poder alejarse del autoritarismo regresivo de México, y lograr el objetivo progresivo de la transformación en sociedad. Entonces también, es necesario reunirse en colectividad para defender los derechos, pero se comienza con tener conciencia uno de un ser sujeto de obligaciones y derechos. 

 

¿Cómo influyó la figura de tu padre en el camino de la defensa de los derechos humanos?

 

La figura paterna es siempre importante para el caso de cualquier ser humano. Tener un guía y alguien comprensivo, afectuoso, cariñoso, sensible a las diferentes inquietudes que uno de niño tiene, y que te protejan en ese camino, inquiriendo sobre el desarrollo, es primordial. El papel que mi padre tuvo en mí, además de engendrarme fue en mostrarme cómo distinguir los diferentes potenciales investidos en cada ser humano y que son detonados a partir de la imaginación que nace de la creatividad natural en cada persona. Hacerme depositario de valores con consistencia filosófica. Él era una mezcla de producto del cardenismo mexicano, renacentista por efecto de la Ilustración, discípulo de los pensadores mexicanos generadores de cultura que crearon sistemas educativos e instituciones encargadas de generar y mantener el conocimiento de origen mexicano, en México.

 

Por lo anterior, él era una importante columna institucional del desarrollo metodológico científico mexicano, al mismo tiempo que un humilde profesor que amaba enseñar y ofrecerle compasiva y solidariamente apoyo a quien pidiera consejo. Al convertirse desde las ciencias sociales en México en foro y voz de la clase trabajadora, principalmente campesina, y de ello esencialmente indígena, ante un público de individualistas con doctorado, fueron los días en que cumplí cinco años de edad; desde entonces, él obtuvo el epíteto de pionero del conocimiento sobre los migrantes. Pero claro, mi padre fue relator de defensa para los derechos humanos de las personas migrantes del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la Organización de las Nacionales Unidas. Claro que eso no es sólo una guía sino se convierte también, en un pensamiento jurídico del cual absorbí mi cultura política. Sin embargo, yo no soy una persona ortodoxa.

 

Mi padre tiene una profunda influencia en cómo, desde muy pequeñito, yo entendía el problema de la defensa de los derechos humanos de personas migrantes; pero no es el único de mis guías. Entonces, más bien, quiero poner a mi padre en su dimensión como alguien que pensó que, la mejor forma de defender los derechos de las personas migrantes, es con conocimiento científico y creo que de ahí nació también mi formación como biólogo. Tengo también, un interés muy profundo en el desarrollo de la ciencia, solo que en ese campo me oriente hacia el estudio de la flora y del medio ambiente. Después, en la defensa del medio ambiente, estuve a cargo de la coordinación con la Red de Desarrollo e Investigación sobre la Calidad del Aire en Grandes Ciudades, que fundó el doctor Mario J. Molina Pasquel y de quién aprendí a plantear problemas concretos de índole social y ambiental con perspectiva transdisciplinaria e interdisciplinaria, en la que no hay un solo modelo sino filosofías y todas sus ramificaciones en el conocimiento humano.

 

Por su parte, mi padre como ese primer mexicano que puso en el banquillo de los acusados al país más poderoso del mundo por los abusos cometidos contra migrantes, creo que es un ejemplo de hombre íntegro; es un modelo de actor de su propio destino; es una referencia de conducta del agente trascendente en el papel de su historia, con la que uno se puede orientar toda su vida. Debo confesar que mucha gente que trabaja conmigo dice, “Ah, ahí está la figura de tu padre hablando”. Como un modelo a seguir, él tiene influencia en mí.

 

¿Cuál es tu labor actualmente?

 

Soy empleado de la Casa del Migrante en Tijuana, tengo unos meses, y me da mucho gusto. Ocupo el cargo de coordinador operativo del Centro Scalabrini de Formación para Migrantes, cubriendo funciones de planeación, administración y representación institucional.

 

¿Cómo impacta Jorge en su empleo actual?

 

Con mi gusto y el disfrute que es trabajar en una asociación civil de tanto prestigio en el desarrollo de una comunidad de personas migrantes y con un enfoque educativo, con amistades que quiero mucho. Mi impacto en este empleo es imprimirle disciplina y estar feliz con él.

 

¿Cómo defensor de derechos humanos cuál es tu plan, visión? 

 

Yo creo que tiene que ver la contribución hacia, y el mejoramiento de, mi comunidad con la defensa de ella, y mi plan es educativo. Contribuir en la formación y la educación; poder elevar la conciencia de todos los miembros de mi comunidad sobre la importancia de defender los derechos, del derecho a defender los derechos humanos. La visión que tengo de los derechos humanos es un tema muy profundo y un poco escabroso porque hay muchas diferentes visiones desde la época de Tomás Moro, el que inventó el término utopía en el siglo XVI.

 

Entonces, es necesario hablar del postulado de Nicolás Maquiavelo en que el modo de gobernar era por medio de la política; referir a la construcción del concepto de nación; y nuestro pasado histórico como mexicanos: de primero ser un país invadido y colonizado y luego lograr muchas batallas para transformarse en un país con menos rasgos de esa colonización llamados, por ejemplo, independencia, reforma, revolución mexicana. Esto es referir a mexicanos como Enrique y Ricardo Flores Magón, entre muchos otros, quienes compartieron la época de ideas de Errico Malatesta y la Industrial Workers of the World. Todo para remitir a la Segunda Guerra Mundial y a la fundación de la ONU, y sus estados miembros inscribiéndose a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y de lo cual somos producto hasta nuestros días. Digo que somos producto porque sin este instrumento la humanidad se habría auto exterminado hace ya décadas, es decir, no existiríamos. Si no ha sucedido aún, es gracias a quienes nos educaron apegados a los principios fundacionales de esta arma, que es la conciencia histórica de esta institución socio-política de corte jurídico-global.

 

Mi visión es que, ser consciente de la historia nos permite ver hacia futuro y solamente siendo conscientes de esa visión a futuro es que nos volvemos actores de nuestra capacidad de construir una comunidad diferente, un país diferente. Pero el pensamiento medieval productor de ignorancia y consecuentes grados de pobreza como fuerza de resaca, continúan hasta este día; ganan elecciones donde la debilidad de las democracias sirve a las autocracias oligopólicas. Yo quiero contribuir a que los miembros de nuestra sociedad sean capaces de reconocer su valor a partir de adquirir el grado de dejar de ser objeto y convertirse en sujeto de la sociedad, en sociedad y para la sociedad. Bueno, esa es una meta muy compleja, muy lejana por difícil, no por imposible, pero es mi plan. 

 

Con la amplia trayectoria que posees y en este nuevo proyecto, ¿consideras este un parteaguas en tu carrera profesional y personal?

 

Sí, todos los derroteros en la trayectoria de una vida han sido parteaguas, siento que el de mi empleo en la actualidad es cumplir una meta que yo quería lograr, la cual era tener una labor muy involucrada con la comunidad de migrantes en una asociación civil, como lo es la Casa del Migrante en Tijuana y hacerlo con un enfoque educativo. En ese sentido, creo que en este proyecto se requiere muchísima tenacidad, consistencia, valor de buscar el logro y mucha disciplina, no es cualquier desafío, pero estoy rodeado de un equipo magnífico, de lujo, siento que no es tan distante ni tan complejo ese camino. 

 

¿Cuál es el rumbo que tomas como defensor de derechos humanos?

 

Si vemos que es un plano de organizaciones civiles yo pienso que más bien tendríamos que hablar de los distintos rumbos de muchas de las organizaciones civiles que actualmente buscan defender los derechos de las personas migrantes y hablar de cómo converger sin necesidad de vernos obligados unos con otros, se trata de comprometernos con una visión a futuro en su independencia cada uno. Las asociaciones civiles tendrían que coordinarse y buscar la defensa de los derechos humanos de las personas migrantes de manera unida y para esto yo creo que mi búsqueda será en ese sentido, voy a ser un actor en la convergencia de todas estas diferentes organizaciones civiles y no es muy temprano para plantear qué actividades se van a realizar, pero hacia allá estoy viendo, ese es mi horizonte.

 

¿Qué significa para ti la comunidad de defensa? 

 

Es el medio en el que trabajo, siento que es una amalgama de diferentes consistencias y profundidades, direcciones es muy diverso. Esto no significa que sea abigarrado, solo consistente de muchísimas diferentes formas de plantear estrategias. Pienso estratégicamente, y siento que la defensa de los derechos en una lucha diaria, constante, que no va a terminar en el tiempo de mi vida y pienso que me gusta que en esta pregunta está la palabra comunidad, porque esa es la estrategia, crear comunidad por principio a partir de educandos y educador, al estilo freiriano. Aunque no es exclusivo de la pedagogía y significa una extrapolación a la responsabilidad en sociedad que tenemos como sus miembros, de empujar a sanar y empoderar a las personas víctimas de la vulnerabilidad social que cometieron las anteriores administraciones tanto por omisión como por comisión. Significa convertirse en actor social y autor de nuestros destinos, comenzando con los de nuestra comunidad más próxima, concéntricamente aumentando en nuestro camino. Es un caminar que significa entretejer, a veces construir deconstruyendo de forma interseccional para alcanzar para todos el acceso a la justicia y la paz.

 

¿Qué quiere Jorge como defensor para la comunidad de defensa? 

 

Crear comunidad, pienso que crear comunidad de defensa es el medio que tiene que pasar por diferentes escalas, tiene que empezar por la escala individual y a partir del diálogo sincero de mutua escucha con nuestro compañero, colega o amigo en la vida o en nuestro trabajo. Luego, pensar en que con esa amistad tiene uno que construir una forma pactada, como si fuéramos Jean-Jacques Rousseau y habláramos de un contrato social, tendríamos que hablar de una integración como seres cívicos, comprometidos con instituciones y pensar en asociarse de manera institucional. Bueno ‘institucional’ no es una palabra muy dulce que digamos, al contrario, es un adjetivo bastante amargo, pero si nos concebimos de manera asociativa y pactada, entonces podemos pensar en una defensa sólida, consistente y trascendente hacia otras áreas de la sociedad, no sólo la comunidad de la defensa, por ejemplo la de estudiantes, la de agricultores, de las amas de casa, de refugiados. Esa es la solidez que creo falta condensarse, falta fraguar.

 

¿Puedes compartirnos cuál es tu sueño como defensor de derechos humanos? 

 

Hacer que consoliden en nuestra comunidad de defensores algunas estrategias que cada vez sean menos coyunturales y más estrategias a largo plazo, de avance a través del tiempo para lo cual si se requiere de una labor ardua de diálogo, yo creo en el diálogo, no por mayéutico pero, sí quizá por mi vocación socrática. El diálogo es lo que desarrolló también de manera hegeliana, con un postulado, una tesis que es contenida por una antítesis y, a partir de éstas, desarrollar dialéctica que se construye integrando una síntesis, siento que hacía esa solidez de desarrollos es hacia dónde hay que ir. Ese es mi sueño. 

 

Cómo reflexión adicional, me gustaría decir que, Alma Migrante para mí, es una dicha que exista. Es una fortuna que organizaciones como Alma Migrante hagan una labor tenaz en la defensa de derechos humanos de las personas migrantes. La contribución mayor para mi es la Sentencia 1597/2018, con la difusión y el proyecto de hacer que conste y valga la sentencia en la vida real de la población en contexto de movilidad. Es algo en lo que yo voy a contribuir todo el tiempo; y, una manera en la que se contribuye es desde el espacio provisto por Casa del Migrante en Tijuana. Abrimos las puertas a que Alma Migrante pueda funcionar de manera libre y, obviamente colaborativa, pero con toda la independencia de organización que ha sido siempre y yo creo que todas las instancias en la cuales se ha involucrado. Es decir, hay que seguir apoyando la parte comunicacional, la parte litigante, educativa con los talleres que siento que son de mucho valor. Para eso, tenemos que pensar de qué manera colaborar con inteligencia y mucha imaginación. Aquí estoy, dispuesto a apoyar en todo.

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