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LA ENTREVISTA DEL MES

“Me enseñan mucho, y yo de broma digo que estoy estudiando el doctorado y los maestros son los migrantes”: Padre Pat Murphy, Director Casa del Migrante.

-Para el Padre Pat, ser defensor de los derechos humanos de las personas migrantes es una vocación en la que lleva 40 años trabajando. 

-Nuestro Centro de Estudios para Migrantes es un proyecto que visualizamos hace 5 años y hoy es una realidad.

          Originario de Nueva York, asegura que está acostumbrado a la vida complicada y debido a esto cuando lo invitaron a Tijuana a trabajar inmediatamente dijo que sí, el Padre Patricio Murphy o Padre Pat como todos lo conocen, llegó en 2013 a trabajar a la Casa del Migrante y este 2021 cumplió 40 años como defensor de los derechos humanos de las personas migrantes. 

 

El Padre Pat nos cuenta en esta entrevista para nuestro Newsletter “Voz Migrante”,  que su legado para la comunidad es que al llegar a la Casa del Migrante en Tijuana, él y quienes ahí trabajan logren apoyar a todas las personas en contexto de movilidad humana, que llegan a buscar un techo y comida, que con sus talleres y trabajo, logren que por lo menos una persona migrante cambie el chip y se de cuenta que no solo en Estados Unidos su vida puede cambiar. 

 

En mayo inauguraron el Centro de Estudios para Migrantes, donde buscan brindar herramientas para que las personas en contexto de movilidad encuentren mejores oportunidades laborales y tengan acceso a una mejor calidad de vida en la frontera. 

 

Aquí la entrevista completa: 

¿Cómo fueron sus inicios como defensor de Derechos Humanos?

 

Este año cumplí 40 años de Padre desde que empecé en mi primera parroquia donde entramos para abrir a la comunidad hispana y donde tuvimos que defender migrantes porque había mucha discriminación en aquella parroquia. 

 

Antes de llegar a Tijuana estuve en Kansas City por 10 años trabajando con la comunidad hispana, abriendo puertas también en diferentes iglesias, yo no uso esa palabra (defensor) exactamente, pero es parte de mi vocación, ser activista y defender derechos humanos, defender derechos de los migrantes y llegué a Casa del Migrante en 2013. 

 

¿Por qué decidió seguir este camino de la defensa de los derechos humanos de los migrantes y venir a Tijuana y a la frontera? 

 

Yo vengo de Nueva York, por su puesto me encanta la vida complicada, porque Nueva York es muy complicado, pero nunca he trabajo en Nueva York, salí de allá para estudiar la universidad, después me fui a estudiar Teología, soy miembro de la comunidad religiosa “Los misioneros de San Carlos scalabrinianos” y mi jefe ahí me invita a venir de misionero a Tijuana y trabajar aquí. Nunca imaginé que a mis 60 años iba a venir a trabajar a Tijuana a la Casa del Migrante, pero yo he venido muy feliz, es parte de mi vocación. 

 

¿Qué es lo que más disfruta de esta labor?

 

En este momento, en estos meses lo que disfruto más es cuando la gente sale con algo de éxito en su vida, puede ser ya tenga trabajo y vayan a rentar un departamento y regresen para la comida y platiquen cómo va la vida. Otro momento muy importante para mí, es cuando unas familias están saliendo para solicitar asilo porque son familias vulnerables por una enfermedad de un niño o un adulto y puede conseguir la oportunidad de asilo en el otro lado y esto nos da mucha alegría; cuando tenemos la posibilidad de entregar a una familia al otro lado para comenzar su proceso de asilo. Al final no sabemos cómo va a terminar, pero cuando se van es un momento de alegría que ellos sienten y nosotros también. 

 

¿Qué es lo que menos disfruta?

 

Cuando hay la corrupción que existe en Tijuana en muchos sentidos, el poco interés del gobierno en los migrantes, hablan muy bonito pero son puras mentiras, ahora que entró AMLO y su grupo pues no ayudan a nadie no se que están haciendo. Eso no lo disfruto para nada y me molesta más que todo. 

 

¿Qué tanto impacta en su vida personal, las historias de las personas migrantes que conoce? 

 

Me impacta mucho, me enseña mucho, yo de broma siempre decía, estoy estudiando el doctorado y los maestros me enseñan, y los maestros son los migrantes.  Y lo que me impacta aún más es este sentido de perseverancia de que siempre pueden alcanzar o pueden llegar, no importa cuántos meses sigan en la lucha siempre piensan positivamente y eso me ayuda a levantarme en la mañana, porque hay otra familia que tenemos que ayudar. También me impacta la alegría de los niños que a veces no entienden el porqué están aquí y a veces es muy triste porque los niños no están convencidos de irse a Estados Unidos porque tienen a sus amigos aquí, este ya era su mundo. 

 

¿Algún consejo para quienes empiezan en esta tarea de defender migrantes?

 

Pues que hay que buscar información correcta y dar información correcta, no decirles que sí todos van a conseguir asilo porque no es así. Que hagan planes con la gente y dediquen sus vidas a caminar con la gente y no adelante, no atrás, eso es muy importante y dar información que es buena y correcta y no falsas esperanzas. 

 

¿Cómo surge la idea del Centro de Estudios para Migrantes? 

 

Pues hace como 5 años empezamos a pensar que la educación y la formación es algo muy importante para los migrantes, entonces comenzamos cursos aquí en la casa del migrante y en 2018, nuestro primer año tuvimos más de 3 mil estudiantes en cursos de inglés, computación, jardinería y electricidad y ese año fue muy exitoso. 

 

Entonces empezamos a tener el sueño de que podíamos tener algo más grande, un edificio que llamamos el “Centro de Formación Scalabriniano para los Migrantes” y ya desde el 7 de mayo es un hecho esta escuela; la semana pasada empezamos las clases y si hay mucho interés en esta escuela para los migrantes y que ellos se puedan preparar para su futuro y conseguir mejor trabajo y para algunos que puedan pensarla dos veces para ir al otro lado, donde no hay nada garantizado, si ganan mucho dinero pero también gastan mucho dinero, entonces es cuestión de cambiar chip, un poquito, pensar que también pueden hacer algo aquí en Tijuana donde hay muchas alternativas. 

Foto cortesía Casa del Migrante (FB)

¿Qué cursos o capacitaciones pueden encontrar aquí? 

 

Apenas estamos en los primeros pasos, tenemos curso de inglés, computación, estamos trabajando con INEA para ayudarles a conseguir sus diplomas, yo tengo un curso de la biblia también y más adelante vamos a entrar en cosas como plomería, electricidad y talleres que estamos armando poco a poco todo el programa y buscando a los maestros para dar los cursos. 

 

Todo es gratis, no cobramos nada, buscamos maestros voluntarios, pero a veces también pagamos un poco a nuestros instructores. 

 

¿Cómo pueden inscribirse a este centro de estudios?

 

Solo tienen que llegar a la puerta y decir yo quiero estudiar, ¿qué cursos tienen? y hay una forma de inscripción muy básica y comienzan las clases. 

 

Lo que estamos haciendo en el Centro de Estudios para Migrantes es un modelo que se puede replicar en otros albergues y en cualquier lugar para que ellos tengan opciones para la vida. 

 

Ya para finalizar ¿Qué impacto le gustaría dejar con su trabajo en la comunidad migrante? 

 

Te lo digo en una historia que cuento mucho, hay un señor que tiene un puesto de hamburguesas aquí cerca y la otra noche los voluntarios se fueron a comprar hamburguesas y el señor les preguntó si eran de aquí, de la casa del migrante, y les contó que él estuvo aquí, me recuerda muy bien y el ya tiene su negocio, ya está caminando ya tiene un lugar sencillo, pero ya está haciendo algo en su vida y él está muy agradecido por lo que recibió aquí. Y ese es el modelo que queremos compartir, que la gente que sale de aquí salen mejores y con sueños diferentes.

 

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