DONAR | ENGLISH | ESPAÑOL

SALUD MENTAL Y MIGRACIÓN

Límites en la salud mental y autocuidado

 

Por: Dr. José Carlos Palacios Montoya

Coordinador de la licenciatura en psicología

Ibero Tijuana

carlos.palacios@tijuana.ibero.mx 

 

Poner límites es un tema recurrente cuando se habla de problemas interpersonales. Cabe decir que no siempre se sabe de qué se habla al decir poner límites. Desde el punto de vista del desarrollo psicológico infantil se pueden aclarar muchos malentendidos respecto a los límites, para entender de qué hablamos cuando hablamos de límites.  

 

Las crías animales a diferencia de otros animales no se pueden sostener de pie ya hasta pasados muchos meses de su nacimiento. Esta y otras condiciones implican para nuestra especie una gran dependencia al cuidado de los otros. Muy pronto comemos, expulsamos los alimentos y calmamos nuestros malestares por y con los otros. Los padres y cuidadores se convierten por esto en figuras tan importantes. Con el paso de los años la dependencia que había para con ellos pasa de las necesidades básicas a necesidades más complicadas, quizá la más importante sea el reconocimiento. Así es, somos criados de tal manera que el reconocimiento se vuelve parte fundamental de nuestro desarrollo psicológico, y como muchas cosas en el mundo esto tiene un doble filo.  La búsqueda de reconocimiento se extiende de los padres a los otros seres humanos en general y si bien hay opiniones que nos importan mucho, en realidad no somos del todo indiferentes a las opiniones, no sin un esfuerzo.  

 

La expresión me muero de vergüenza es más real de lo que parece. Muchos hombres y mujeres mueren de enfermedades que pudieron atenderse en momentos iniciales, pero no lo hicieron por vergüenza. No querer ser visto como débil, anormal, deficiente, entre otras etiquetas es un motor muy fuerte. El reconocimiento que en un inicio garantiza el cuidado al infante luego  para el adulto se convierte en una dificultad para cuidarse. Pensemos entonces todo lo que hacemos por que otros pueden pensar mal de nosotros y lo peligroso que resulta cuando ya de por si estamos en una situación de vulnerabilidad. Entonces, no poner límites a los otros y sus opiniones nos lleva a hacer cosas que no nos hacen bien. Pero el punto de los límites también tiene que ver con las limitaciones que los cuidadores pusieron a los infantes, comer lo necesario, cubrirse del frío, evitar hacerse daño. 

 

Lo anterior nos lleva a pensar que los límites que importan son los que nos ponemos, pues no podemos limitar las opiniones de los demás, además, son simples pensamientos, puntos de vista. Para una persona que se encuentra en un tránsito migrante resulta vital reconocer cuando toma decisiones por lo que los otros dirán. Salir del lugar donde vivo porque los demás se van, porque ganan dólares, porque traen cosas nuevas, implica dar mucho peso a las opiniones de los otros. Por otra parte, el no pedir o dar ayuda por temor a lo que pensaran los otros es también darles mucha importancia a las opiniones. En momentos de relativa calma hasta caemos en el juego de las opiniones por entretenimiento, sin embargo, en momentos de vulnerabilidad es una cuestión de vida o muerte incluso. Lo importante aquí es que no es imposible tomar una postura mejor respecto a las opiniones de los demás, ponernos límites es limitar nuestra expectativa de reconocimiento y aprobación, es priorizar la vida. Esta habilidad por cierto se puede extender al consumo de drogas u otras situaciones que nos pueden poner en riesgo, también podemos poner límites a la opinión que tenemos de nosotros mismos.  Los límites pueden ser autocuidados.  

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial